El COVID-19 no entiende de discriminaciones. Personas de todos los países, regiones, etnias, culturas, religiones, edades, razas, sistemas de creencias, estados socioeconómicos, profesiones y géneros pueden portar y transmitir el virus.
Sin embargo, el nivel de riesgo, las consecuencias de un contagio, la recuperación y las tasas de mortalidad pueden verse influidos por algunos de los factores anteriormente mencionados. Los datos muestran, por ejemplo, que las personas mayores y aquellos que cuentan con afecciones médicas subyacentes afrontan un mayor riesgo físico cuando se infectan con COVID-19.
Además, es importante tener en cuenta que informes recientes también han puesto de manifiesto que el 68% de las muertes mundiales por COVID-19 hasta la fecha corresponden a varones. Entre las posibles explicaciones a este hecho se encuentran un sistema inmune más fuerte en mujeres y diferencias en cuanto al estilo de vida.
No obstante, el brote de COVID-19 afecta a las mujeres de una manera menos evidente. Principalmente, estas repercusiones son el resultado de las elecciones vocacionales y profesionales, las desigualdades salariales, las responsabilidades a la hora de proporcionar cuidados, y el acceso a asistencia sanitaria.
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COVID-19: ¿TIENE UN MAYOR EFECTO EN LAS MUJERES QUE EN
LOS HOMBRES?